Lo mejor para el orgasmo femenino
Una zona erógena es una parte del cuerpo susceptible de provocar excitación sexual. Existen tres tipos de zonas erógenas que van desde lo más básico y convencional, hasta lo más insospechado. Son tres:
– Zonas erógenas primarias. Se trata de los órganos que deben ser excitados para alcanzar un orgasmo. En la mujer, las zonas erógenas son el clítoris y la vagina. El primero se excita mediante caricias y movimientos circulares. En cuanto a la vagina, sólo es sensible si se encuentra el famoso punto G y por la contracción de los músculos gracias la penetración del sexo masculino. Una buena forma de comenzar a estimular el clítoris es utilizar un vibrador que estimule el clítoris, los hay de muchos tipos diferentes, pero nos encanta una nueva fórmula que a través de ondas estimula el clítoris sin contacto.
También puedes probar con un gel estimulante para las zonas erógenas, especialmente el clítoris.
En el caso de los hombres, las zonas erógenas primarias masculinas se sitúan al nivel del glande y el pene. Del mismo modo, la excitación se produce por frotamientos con la masturbación o la penetración.
– Zonas erógenas secundarias. Se caracterizan por ciertas partes de la piel y las mucosas que, excitadas por caricias, también activan la excitación de las zonas primarias y, por lo tanto, multiplican el placer sexual. Sin embargo, no son indispensables para alcanzar el orgasmo. En la mujer, son el pubis, las nalgas, los labios mayores y menores, la entrada de la vagina, el perineo, el ano y, por supuesto, los pezones. Por su parte, las zonas erógenas secundarias del hombre son el pene, el escroto hasta el ano y el interior de las nalgas. A algunos hombres también les encantan los mordisqueos y las caricias en los pezones.
Existen aparatos sexuales vibradores y succionadores que pueden estimular de maravilla las zonas erógenas secundarias como los pezones o todos los alrededores de la vagina.
– Zonas erógenas potenciales. El objetivo es activar un conjunto de sensaciones que pueden estimular las zonas primarias y provocar la humedad vaginal y la excitación. Estas zonas erógenas tienen una dimensión erótica y varían de una persona a otra, tanto a nivel de localización como de intensidad. Si quieres pistas, puedes probar con el cuello, las orejas, alrededor de los pezones o incluso los pies… Cada uno debe descubrir estas zonas de deseo, presentes en todo el cuerpo.
¿Las zonas erógenas son las mismas en todas las personas? En principio, las zonas erógenas son bastante parecidas en todas las personas, pero cada uno tiene sus propias preferencias. Para saberlo, es bien sencillo: basta con preguntar a tu pareja qué partes de su cuerpo son más sensibles al erotismo. Si te da vergüenza, te recomendamos que empieces con besos y caricias por su cuerpo y observes atentamente las reacciones de su cuerpo.
¿Cómo se desarrollan las zonas erógenas? Hay una parte de innato y otra de adquirido, es decir, una sensibilidad natural desarrollada en algunas zonas, mientras que otras partes del cuerpo se sensibilizan con el tiempo, desde la infancia. Algunos estudios han revelado que, en ese punto, el contacto físico de la madre en sus primeros años influye en la percepción sensorial. Así, un bebé que haya tenido caricias funcionales sin cariño no guardará recuerdos agradables en la piel y tendrá menos confianza en sí mismo, y lo mismo a la inversa.
¿Siempre suscitan placer las caricias en las zonas erógenas? Todo depende del grado de concentración de la persona en los preliminares. Si estás totalmente relajada y preparada para recibir la atención de tu pareja, las zonas erógenas que sean tocadas provocarán mucho placer y excitación. Por el contrario, si estás estresada, crispada o preocupada, todo tu cuerpo estará a la defensiva. Estos tocamientos en las partes sensibles pueden provocar cosquillas o una verdadera reacción de rechazo muy desagradable. Así pues, no es raro que a algunas mujeres les de risa en los preliminares, lo que podría conducir a una situación algo lejos de la deseada.